La violencia intrafamiliar es un hecho constatable, muy problemático y mucho más numérico de los que es imaginable para quienes no trabajan con su sórdida realidad. El inicio de la violencia intrafamiliar es insidioso; puede nacer del desprecio, del egoismo, de la ingesta de alcohol u otras drogas y mostrar su fealdad desde el tono vejatorio, el gesto despectivo, la pérdida de respeto. Si algo no debe ser es que un hogar se convierta en un infierno. Porque es un lugar donde deba reinar el ambiente cálido y comprensivo, no deben imponerse los gritos, insultos, empujones o malos modos, ni pegar.
Ante cualquier conducta de violencia física o verbal la situación resulta inaceptable y debe rebajarse la tensión, y solicitar calma y buenas formas, y exigir respeto y capacidad para exponer criterios sin herir el sentimiento de los otros. Si la situación se hace extremadamente violenta e imposible de reconducir (no somos héroes), lo mejor es explicar que para evitar frase o conductas de las que luego se arrepientan los interlocutores nos vamos o los invitamos a irse de la estancia (depende de donde estemos).
Una ves establecida la violencia intrafamiliar resulta muy dificil extirparla:
- Es fundamental ser intransigentes con la aparición de síntomas y gestos violentos.
- El autodominio es una capacidad del ser humano; cabe frustrarse, discutir, debatir, encerrarse en su cuarto, dar una vuelta, todo menos dejar vencerse por la violencia.
- Respeto es lo que debe reinar en un entorno que por el contacto que conlleva supone roces y malos momentos,pero siempre alejados de cualquier atisbo de violencia.
También podemos recordar otro caso extremo del niño de la catana, que entró en un centro de menores de reforma y que mató a sus dos progenitores y a su hermana menor.
Normalmente cuando nos encontramos casos así, los abogados defensores quieren basar la defensa en desajuste psíquicos de sus clientes. ¿pero eso debe exhimir de responsabilidad penal? últimamente todo el que hace algo tan grave como quitarle la vida a otro pretende defenderse diciendo que estaba desorientado, que tenía problemas psíquicos. ( es un tema que hemos visto muy reproducido en jóvenes que realizan asesinatos múltibles en institutos o colegios de EEUU). Evidentemente, algo de eso debe haber, pero no por ello deben quedar impunes de la justicia. En estos momentos van a centros psiquiátricos de internamiento. No es un planteamiento para pasarlo por alto, porque en cuestión de delitos están los delitos de riesgo, como los de tráfico que sin prodicir daño pueden tener sanciones muy altas (sobretodo si vas ebrio) pero en este tipo de delitos producidos dentro del entorno familiar, el ir borracho puede ser hasta atenuante.
Pero volviendo al tema, a veces los hijos se convierten en una pesadilla cotidiana que los padres no comentan con nadie, por vergüenza. Antes de llegar a la agresión física, muchos padres soportan vejaciones, insultos, gritos, chantajes emocionales, amenazas. Algunos jóvenes emplean los mátodos más retorcidos que se nos puedan ocurrir para hacer chantaje psicológico a unos padres inmaduros, temerosos y fácilmente manipulables. Desde finales de lla década de 1990, ha habido un aumento preocupante de las denuncias a menores por malos tratos físicos a alguno de sus padres (más extendido a la madre que al padre) en la Fiscalía de Menores. Esta situación de denunciar a un hijo es de haber fracasadocomo padres y es muy dolorosa, los padres recurren a la justicia derrotados y desbordados.
¿Qué características en general tienen estos menores agresores?
No suelen ser delincuentes. Suelen dejar los estudios y no hacen nada, no tienen obligaciones. Normalmente, se da más en chicos que en chicas, de 12 a 18 años, que arremeten contra la madre primordialmente con agresiones físicas o verbales. Poseen poca capacidad de dominio. No suelen proceder de familias marginales, y los padres tienen buen nivel social e incluso titulaciones universitarias.
Quizá una de las causas de que estas cosas ocurran así, a parte de otros nexo de confluencia que habrá, tienen que ver con la educación que reciben. Una sociedad permisima que educa a los niños en sus derechos pero no en sus deberes. Hemos pasado de una educación autoritaria de respeto, casi miendo al padre, al profesor, hasta al conductor del autobús, al policía, a una falta de límites, donde algunos jóvenes quieren imponer su ley de la exigencia, de la bravuconada. El cuerpo social ha perdido fuerza moral. Se intentan modificar conductas, pero se adolece de valores.
Debemos ser más contundentes, y educar en el respeto, enseñar a los niños a aceptar la frustración, y poder es los adultos los que exijamos ciertas responsabilidades y obligaciones en los niños apropiadas a su edad. Todas las monerías de nuestros niños no son plausibles,hacer adolescentes caprichosos y exigentes y que los padres se conviertan en casi esclavos de los hijos es un error. No se trata de que tengan miedo a un correazo del padre como antiguamente, pero sí que tengan muy claras las normas y las conductas que esperamos de ellos.
Pero volviendo al tema, a veces los hijos se convierten en una pesadilla cotidiana que los padres no comentan con nadie, por vergüenza. Antes de llegar a la agresión física, muchos padres soportan vejaciones, insultos, gritos, chantajes emocionales, amenazas. Algunos jóvenes emplean los mátodos más retorcidos que se nos puedan ocurrir para hacer chantaje psicológico a unos padres inmaduros, temerosos y fácilmente manipulables. Desde finales de lla década de 1990, ha habido un aumento preocupante de las denuncias a menores por malos tratos físicos a alguno de sus padres (más extendido a la madre que al padre) en la Fiscalía de Menores. Esta situación de denunciar a un hijo es de haber fracasadocomo padres y es muy dolorosa, los padres recurren a la justicia derrotados y desbordados.
¿Qué características en general tienen estos menores agresores?
No suelen ser delincuentes. Suelen dejar los estudios y no hacen nada, no tienen obligaciones. Normalmente, se da más en chicos que en chicas, de 12 a 18 años, que arremeten contra la madre primordialmente con agresiones físicas o verbales. Poseen poca capacidad de dominio. No suelen proceder de familias marginales, y los padres tienen buen nivel social e incluso titulaciones universitarias.
Quizá una de las causas de que estas cosas ocurran así, a parte de otros nexo de confluencia que habrá, tienen que ver con la educación que reciben. Una sociedad permisima que educa a los niños en sus derechos pero no en sus deberes. Hemos pasado de una educación autoritaria de respeto, casi miendo al padre, al profesor, hasta al conductor del autobús, al policía, a una falta de límites, donde algunos jóvenes quieren imponer su ley de la exigencia, de la bravuconada. El cuerpo social ha perdido fuerza moral. Se intentan modificar conductas, pero se adolece de valores.
Debemos ser más contundentes, y educar en el respeto, enseñar a los niños a aceptar la frustración, y poder es los adultos los que exijamos ciertas responsabilidades y obligaciones en los niños apropiadas a su edad. Todas las monerías de nuestros niños no son plausibles,hacer adolescentes caprichosos y exigentes y que los padres se conviertan en casi esclavos de los hijos es un error. No se trata de que tengan miedo a un correazo del padre como antiguamente, pero sí que tengan muy claras las normas y las conductas que esperamos de ellos.
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